La transformación del sector de la construcción pasa por el modelo colaborativo
En Bilba apuntan al proceso colaborativo en construcción como respuesta a los retos actuales que presenta el sector. Esta metodología colaborativa la definen como “un proceso conjunto donde promotor, constructor y proyectistas debemos trabajar unidos desde el inicio, con el objetivo común de reducir incertidumbres y riesgos. Una transformación que implica un cambio cultural, desde el actual modelo individualista y de transferencia de riesgo hacia un nuevo modelo colaborativo y de distribución del riesgo. La colaboración como una suma de procesos que deben ocurrir de manera reglada, inducida, y no solo espontánea”.
La subida generalizada del precio final de los activos en construcción en todos los segmentos del “real estate” ha venido motivado por la inflación en las materias primas, energía y mano de obra. A esto se añade la falta de relevo generacional, y con ello la escasez de trabajadores cualificados, percibiéndose como un sector que no atrae al segmento joven.
Ante esta situación, el sector de la construcción está obligado a afrontar “con urgencia una transformación, que implica un cambio en la tradicional manera de gestionar los proyectos, y nos aporte un sector más transparente, equilibrado y sostenible”, destacan desde la firma.
Principales ventajas del modelo colaborativo
En Bilba están identificando los resultados que ofrece esta tipología de contratos y lo resumen en dos los aspectos principales; el primero es que los presupuestos de construcción, tras llevar a cabo el proceso colaborativo inicial de definición y valoración conjunta del proyecto, son en promedio un 14% más bajos que los presupuestos de construcción con un modelo de licitación tradicional o modelo de precio cerrado. El segundo aspecto fundamental es la eliminación por completo de la conflictividad en el proceso constructivo y con ello los sobrecostes que esta conflictividad generan, tanto a la constructora como a la promotora. “Al tratarse de un proceso de definición y valoración conjunta, el conocimiento del proyecto es máximo y reducimos al mínimo los errores de definición, mediciones y precio, disipando por completo la conflictividad habitual de las obras gestionadas bajo criterios tradicionales”, afirman.
Al margen de las ventajas de carácter cuantitativo, en el ahorro de costes, existen una ventaja cualitativa determinante, al comprobar que el modelo colaborativo está sirviendo como palanca de cambio hacia la digitalización e industrialización del sector. “La colaboración requiere trabajo en equipo, equipos deslocalizados y multidisciplinares y esto solo es posible con la digitalización”, destacan.
Los procesos colaborativos impulsan la industrialización del sector.
Por otro lado, la metodología colaborativa impulsa el proceso de industrialización en el sector, ya que permiten evaluar y proyectar soluciones industrializadas válidas desde el punto de vista del promotor, proyectista y constructor, buscando relaciones de colaboración con los industriales.
Si a esta ecuación le introducimos el volumen para obtener los beneficios de economías de escala e introducimos la variante del ahorro de tiempo, que cualquier sistema industrializado nos aporta, y con los tipos de interés actuales y los volúmenes de inversión que en estos proyectos se manejan; “la industrialización se convierte en la mejor opción y con ello, los procesos colaborativos en la palanca del cambio del sector hacia su industrialización”, afirman desde Bilba.
Por otra parte, en la constructora aceptan la responsabilidad de ejercer de agente impulsor para que el sector avance en el camino correcto y se actualice al nivel que lo está en otros países de Europa. “Tenemos en ejecución alrededor de cuarenta proyectos de construcción de edificación residencial en diferentes ubicaciones del territorio nacional, bajo diversos modelos de gestión tradicional y colaborativa. De estos, aproximadamente un 50% se ejecutan con algún grado de colaboración y estimamos que esa cifra suba al 80% en un futuro a corto y medio plazo”, destacan.
A través de la transformación del sector “debemos perseguir, garantizar el poder hacer frente a las necesidades de vivienda desde el punto de vista de la producción, al mismo tiempo que transformar el sector, consiguiendo un entorno menos conflictivo, más transparente, equilibrado y sostenible, y todo ello llevando a cabo una digitalización real que nos ayude a impulsar la industrialización en la construcción”, concluyen.